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viernes, 19 de agosto de 2011

COMO FINANCIAR LA EDUCACIÓN ESTATAL

El 11 de julio del año 1971 el congreso nacional por unanimidad nacionalizó la Gran Minería del Cobre. A partir de ese día el Estado de Chile tuvo el dominio absoluto de todas las minas, salares, depósitos de carbón e hidrocarburos existentes en nuestro suelo. Junto a la toma de posesión de los recursos naturales las empresas imperialistas fueron expulsadas del país. La Anaconda, la Kennecott (dueña de la Braden Copper) y Cerro Corporación, todos monopolios norteamericanos debieron sacar sus sucias garras de nuestro cobre.
La Nacionalización de la gran minería del cobre fue posible gracias al ascenso revolucionario de masas en Chile y a la lucha antiimperialista sostenida por los pueblos de África, Asia y América latina. En aquella época Chile era -y continua siendo- un pequeño país capitalista dependiente del imperialismo. La dominación extranjera se efectuaba a través de la inversión de capitales foráneos en la minería, en la actividad industrial, bancaria y comercial. Se manifestaba asimismo en la dependencia de la producción tecnológica extranjera y el pago de patentes y licencias para producir. La burguesía nacional lacaya, dependiente y sometida obedecía los dictados del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y otros organismos que diseñaban nuestras políticas públicas. Contra ese estado de cosas se movilizaron millones de trabajadores, campesinos, pobladores, estudiantes y profesionales en extensas jornadas de lucha anticapitalista destinadas a sacudirnos el yugo imperialista.
La gigantesca lucha de masas de aquella época se vio coronada por importantes –pero transitorios– triunfos. La dictadura militar surgida del golpe contrarrevolucionario de 1973 inició el proceso de privatización y desnacionalización de la gran minería del cobre. En diciembre de 1980 Pinochet nombró ministro de minería a José Piñera Echenique, hermano del actual presidente y sepulturero de cientos de derechos laborales y de la seguridad social. Piñera dictó el Plan Laboral, creó las AFP y finalmente la Ley Constitucional Minera que restableció el derecho de propiedad privada sobre la Gran Minería del cobre.
EL MECANISMO JURÍDICO PARA PRIVATIZAR EL COBRE SE IMPLEMENTÓ DURANTE LA DICTADURA.
La constitución política de 1980 –dictada por Pinochet- establece que el Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas. Esto equivale a afirmar que la dictadura formalmente respetó la nacionalización del cobre. Pero acto seguido, como quien borra con el codo lo que ha escrito con su puño, la misma dictadura facultó a su ministro de minería para diseñar una concesión minera única en el mundo que se convirtió en la herramienta jurídica que posibilitó la privatización de la gran minería del cobre.
De esta manera el Estado confiere a un privado la concesión plena para explotar una mina. Esta concesión no tiene fecha de término, es irrevocable, está protegida por el derecho de propiedad y si por cualquier circunstancia nuestro país quisiera recuperar esas riquezas debe indemnizar a su dueño pagando incluso el valor del yacimiento.Todo un regalo. Pero los inversionistas extranjeros fueron cautos y no llegaron masivamente pues temían que el cambio de régimen político en Chile –el paso de la dictadura a la “democracia”- pusiera fin a este paraíso. En realidad la avalancha desnacionalizadora se produjo a partir del gobierno de Aylwin y desde entonces no deja de aumentar.
LA CONCERTACIÓN GARANTIZÓ GOBERNABILIDAD Y PAZ SOCIAL A LAS TRASNACIONALES MINERAS
La Concertación de Partidos por la Democracia traicionó a sus electores. Prometieron derogar la ley minera dictada por Piñera-Pinochet . No cumplieron. Al contrario, el proceso de privatización se profundizó y consolidó durante los cuatro gobiernos de la concertación porque ellos ofrecieron garantías adicionales a los inversionistas extranjeros. La Concertación ofreció “paz social”, “gobernabilidad” para que los ricos de Chile y de otras partes del mundo hicieran buenos negocios a costa de mantener al pueblo desorganizado, humillado, con sueldos de hambre y sobreendeudado. Pero la obra más escandalosa del gobierno de Aylwin fue una modificación a la ley de la renta que permitió que las empresas mineras que produjeran más de 36.000 toneladas de mineral al año pagaran impuestos solo cuando obtuvieran utilidades. Naturalmente y en su contabilidad ¡¡¡dejaron de obtener utilidades!!! De esta manera se consumó el mayor despojo que ha ocurrido en la historia económica de Chile. Desde 1990 hasta por lo menos el año 2005 las empresas mineras extranjeras no dejaron un peso en Chile.
EL SAQUEO ES HAMBRE PARA HOY Y MISERIA ABSOLUTA PARA MAÑANA

Hoy las empresas extranjeras producen el 74% del cobre en Chile, se llevan nuestra principal riqueza a cambio de nada. Contaminan. Violentan el medio ambiente asegurando una perfecta miseria para las generaciones venideras y todo esto a cambio de nada. Codelco apenas produce el 26% del cobre, pese a todo es la actividad que más aporta al presupuesto nacional.

Las empresas mineras se han instalado a lo largo del mundo desplazando a Pueblos y comunidades indígenas, usurpando sus territorios y recursos naturales, agudizando su pobreza, contaminando de forma irreversible su entorno. Chile no ha sido ni será la excepción. En el norte del país las trasnacionales del cobre se han instalado en territorios que ancestralmente han poseído pueblos indígenas, se apropian del agua, elemento escaso y de vital importancia para la supervivencia, la que utilizan en forma indiscriminada en sus procesos de refinamiento, contaminando este recurso vital, destruyendo ecosistemas únicos en el mundo. Un claro ejemplo es la situación que por años ha vivido el río Loa.

DOSCIENTOS AÑOS NADA QUE CELEBRAR. LA INDEPENDENCIA Y SOBERANIA NACIONAL CONSTITUYEN TAREAS PENDIENTES QUE SÓLO LOS TRABAJADORES PUEDEN CUMPLIR

El retroceso es profundo y alcanza todos los aspectos de la vida nacional. Chile es una pequeña economía abierta que depende de las exportaciones, concretamente las de cobre. Hoy como ayer el imperialismo vuelve a saquear nuestra economía gracias a la complicidad criminal de la burguesía nacional y de sus gobiernos que cínicamente convocan a celebrar los 200 años de vida “independiente”. La intromisión imperialista constituye la negación de toda soberanía. El imperio trasnacional permite un espacio pequeño y estrictamente formal a la independencia política del país.
Que nadie se llame a engaño. Quien controla el cobre es el amo de Chile. La soberanía nacional reside en la casa matriz de las multinacionales. Estas empresas tienen nombre y apellido. Por ejemplo la inglesa AngloAmerican cuenta con 140.000 trabajadores repartidos en 45 países del mundo, de ellos, 9.000 son chilenos y se desempeñaban en los yacimientos mineros de Los Bronces, Mantos Blancos, El Soldado, Monteverde, Chagres y Doña Inés de Collahuasi. De este último mineral AngloAmerican posee el 44%, la anglo- suiza Xstrata posee otro 44% y el 12% restante pertenece a un consorcio japonés.
BHP Billiton es otro gigante trasnacional instalado en Chile. Posee el 57,5% de Minera Escondida que es la operación de cobre de mayor producción en el mundo. Mientras Río Tinto –consorcio británico que opera en 60 países del mundo- posee el 30% de La Escondida. Lo que queda es de un consorcio japonés ligado a la Mitsubishi. En el caso de la Escondida el robo es escandaloso. Esta trasnacional cuenta con un mineroducto que transporta el concentrado de cobre (la roca) en forma directa de la cordillera al mar. Nuestro cobre se embarca en el puerto Coloso que también es propiedad de ellos. Así nos roban Chile, nuestro suelo, nuestro cobre.
Los Pelambres es el cuarto yacimiento más grande de Chile, y está entre los 10 más grandes del mundo. Minera Los Pelambres es controlada por Antofagasta Minerals, brazo minero del grupo Luksic que posee el 60% mientras el 40% restante está en manos de consorcios japoneses.
CODELCO TAMBIEN SE PRIVATIZA ESCLAVIZANDO A SUS TRABAJADORES
En forma paralela a la desnacionalización de la gran minería del cobre, Codelco se fragmentó privatizando gran parte de sus actividades a través de la generalización del trabajo en régimen de subcontratación. Este sistema de trabajo significa que Codelco es cada día menos estatal y para los mineros se traduce en una vergonzosa discriminación. El salario de un minero subcontratado alcanza con suerte el 25% del sueldo de un minero de planta. La inestabilidad laboral, los bajos salarios, las extensas jornadas de trabajo y gravísimos accidentes laborales son el pan de cada día para los mineros subcontratados.
A lo anterior se suman las enormes dificultades que encuentran el camino de la sindicalización y la lucha obrera. Sólo en Codelco existen cerca de 30.000 trabajadores en régimen de subcontrato y 17.000 trabajadores de planta. Semejante realidad se reproduce en la minería privada y trasnacionalizada.
Este estado de cosas no puede continuar así. La Tendencia Socialista Revolucionaria convoca a los trabajadores, a los estudiantes, a las dueñas de casa, a los profesionales, a los pueblos originarios y a todo integrante del mundo popular a luchar por la renacionalización del cobre y de todos los recursos naturales bajo control directo de los trabajadores.
¿Qué significa la renacionalización? : La expulsión sin indemnización alguna de las empresas trasnacionales que han venido a saquear nuestras riquezas.
La expropiación sin indemnización de los grupos económicos chilenos que hacen negocio en beneficio privado con nuestro cobre.
Significa expulsar a las empresas privadas que operan al interior de Codelco (contratistas y subcontratistas) y la contratación directa de todos los trabajadores. Fin a la subcontratación y a la división de los trabajadores en seres de primera, segunda, tercera y hasta cuarta categoría.
¿Qué significa el control directo de los trabajadores? : El cobre debe volver a ser chileno. Pero esto de nada serviría sin el control directo de los trabajadores porque la nacionalización a secas significaría que el aparato del Estado y los gobiernos de turno gozarían de mayor riqueza para continuar oprimiendo al pueblo. El Estado de Chile está al servicio de los explotadores. Es un Estado corrupto y represivo que nos oprime y desarma. La Tendencia Socialista Revolucionaria jamás llamará a luchar para que nuestros enemigos dispongan de más recursos. Por lo mismo luchamos por la renacionalización bajo control directo y estricto de los trabajadores organizados.
El cobre es la principal riqueza que poseemos. Esta riqueza debe ser socializada para satisfacer necesidades del conjunto del pueblo, tales como:
a) Un sistema único nacional de educación en manos del Estado. Que garantice el derecho a la educación gratuita en todos los niveles. Alimentación y acceso a la salud de los estudiantes. Estabilidad laboral y jornada máxima de 30 horas semanales para los profesores. Perfeccionamiento permanente a los docentes. Infraestructura para la educación, el acceso a la cultura, la entretención y la vida deportiva de toda la comunidad escolar y universitaria.
b) Construcción de viviendas para todas las familias chilenas. Que nunca más nadie sufra el hacinamiento, la mediagua, el frío y el calor extremos, la vivienda insalubre. No más allegados ni damnificados en carpas. Vivienda decente ahora. Con las reservas de cobre alcanza para construir 60.000.000 de casas de mil UF cada una.
c) Construcción de hospitales. Salud gratuita. Defensa de la vida de todos los pobres. No más muertos en la lista de espera de los hospitales.
d) Por un plan nacional de desarrollo futuro de nuestra economía. El cobre es un recurso no renovable y su explotación regulada por los intereses nacionales posibilitan la diversificación de la actividad económica en Chile.
De nosotros depende. Nada se logrará sin organización y sin lucha. Renacionalización bajo control directo de los trabajadores significa que el conjunto de los sectores explotados del país –incluidos los trabajadores del cobre- construyamos la organización necesaria para conocer, deliberar y decidir en forma consciente cuánto cobre se produce, a qué precio se produce y cuál es el destino del dinero que obtendremos por su venta. La organización que necesitamos debe hacer suyos los principios de la democracia obrera e impregnarse de objetivos anticapitalistas y por el socialismo.
Reivindicamos la renacionalización bajo control directo de los trabajadores porque expulsar a los imperialistas de nuestro suelo no será tarea pacifica ni sencilla. Porque los únicos dispuestos a llevar esta lucha hasta el final serán los obreros del campo y de la ciudad, los mineros, los trabajadores subcontratados, los estudiantes, los mapuches y los que se sumen a luchar desde su propia realidad. Las grandes mayorías que a lo largo de nuestra historia han demostrado que están dispuestas a poner el hombro y el pecho para expropiar a los latifundistas, a los yankees y a los patrones. Las grandes mayorías que arriesgaron el pellejo y que supieron morir en las barricadas para expulsar a Pinochet y su corte de criminales. Esa masa de gigantes es la que expulsará a las trasnacionales del cobre. Por lo mismo el control de nuestra principal riqueza corresponde y corresponderá a los trabajadores organizados. A los que luchan por la renacionalización.
La única forma de garantizar que el fruto de esta lucha estratégica y heroica beneficie a las grandes mayorías nacionales, es el control directo de los trabajadores sobre el cobre y sobre los destinos de nuestra sociedad. No existe otra solución. Sólo los trabajadores organizados y comandando la sociedad pueden garantizar que la explotación de los yacimientos mineros respete los derechos de los pueblos indígenas y comunidades campesinas, desarrolle procesos de producción no contaminantes y tendientes a diversificar nuestra economía.
De la burguesía nacional y de sus gobiernos nada podemos esperar. Han resultado ser completamente entreguistas. Son aliados y socios del imperialismo. Disfrutan juntos del saqueo y construyen sus paraísos lejos de nuestras fronteras, preparan su huida para cuando hayan convertido nuestro suelo en un enorme desierto improductivo y poco amistoso para la vida. Porque rechazamos tal destino, convocamos a luchar por la renacionalización del cobre y de nuestros recursos naturales bajo control directo de los trabajadores.

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